José Andrés Torres Mora fue uno de los consejeros ideológicos de José Luis Rodríguez Zapatero, además de su amigo personal; sin embargo, nunca le recomendó la lectura del libro «Puntos de reflexión. Manual del progresista», cuyo autor es George Lakoff; y si lo hizo, Zapatero no consideró pertinente su lectura. Torres Mora escribió el prólogo cuando ejercía de diputado y miembro de la Ejecutiva Federal del PSOE. Quizás no se lo pudo recomendar porque él tampoco lo leyó.
Si lo hubiera leído, no habría permitido eslóganes ingeniosos al estilo ZP. Si lo hubiera leído, no habría permitido programas electorales «como listas de la compra» para no caer en la trampa de la «lista de propuestas». Si lo hubiera leído, también habría rechazado la idea del «centro» ideológico y habría trabajado en el biconceptualismo. Si lo hubiera leído, habría evitado la trampa del racionalismo, ya que los hechos por sí solos no convencen a los electores racionales. (Ver capítulo I, «Ganar o perder»).
Si lo hubiera leído, no seguiría hablando de «centro» y su partido no habría caído en la trampa del centrista, según lo define George Lakoff. El PSOE cree estar en el centro y lucha por conquistarlo, pero todavía ninguno de sus prestigiosos asesores -con máster en Harvard o familiar de algún cargo político- les ha contado que no existe.
Si lo hubieran leído, no caerían en la trampa del menosprecio, en la que, según el lingüista estadounidense, «los progresistas tachan a los líderes conservadores de incompetentes y poco brillantes».
Frente al hecho de que «los líderes conservadores mienten a menudo y usan un lenguaje orwelliano para distorsionar la verdad y, sin duda, los medios de comunicación se sienten cómodos repitiendo los marcos conservadores», el catedrático de lingüística y ciencias cognitivas sostiene que el líder, junto con su mensaje, ha de ser auténtico, es decir, mantenerse fiel a su ideología. No debe caer en la tentación del pragmatismo político no auténtico: abandonar unos valores a cambio de una ganancia política. Si el amigo de Zapatero lo hubiera leído, habría impedido a su amigo subir al púlpito del Congreso de los Diputados aquel 12 de mayo de 2010.
Dos años antes, Torres Mora escribía en el prólogo del Manual del progresista: «Quizá el peor de todos los errores sea asumir inconscientemente las ideas del contrario, volverse uno mismo un propagandista de estas» (págs. 14-15). A lo Pérez-Reverte, anticipó el desastre del PSOE, después de que Zapatero lo sepultara para hacer el trabajo sucio al Partido Popular.
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